El palacio de esmeralda y topacio
Siendo un día cualquiera en la mansión de las dos hermanas, el tiempo
pasaba más despacio y nadie sabía el porqué, quizás fuera el aburrimiento o
quizás que el reloj de la entrada en el que todos miraban la hora estaba
estropeado. Al ver que mirar la hora no haría que el tiempo pasar más rápido
las dos hermanas recorrieron el amplio salón y se dirigieron a la biblioteca.
Al entrar por la puerta fueron directas a la tercera estantería gigante, subieron
las escaleras que conducían a la parte más elevada y tiraron del libro que
rezaba “Enciclopedia nº 12”. Con un sigilo sepulcral las estanterías se
abrieron y las hermanas se tiraron por el largo tobogán dejando que tras de si
se cerraran las grande puertas hechas de estanterías y repletas de libros.
Cayeron durante largo tiempo, ninguna sabría decir cuánto tiempo en realidad, y
al final del túnel vieron la luz que las llevaría hacia un mundo para compartir
y a la vez el secreto que mejor deberían guardar. Las hermanas siguieron el
sendero cubierto de pétalos de rosas negras y blancas, y de fondo el sonido de
los animales cantando y jugando llenos de alegría por la llegada de las
hermanas. Al final del sendero un palacio esmeralda y topacio esperaba con las
puertas abiertas a que las queridas reinas llegaran de hacer su largo viaje
desde otro mundo. Siguiendo el sendero entraron en el palacio y admiraron los
adelantos que habían hecho los pequeños albañiles en las obras que ellas
deseaban. La distinguida y única escultura estaba formada por un rosa negra,
que simbolizaba el dolor junto al sacrificio y la muerte de quien da la vida
por sus seres queridos, y una guitarra, la cual simbolizaba la felicidad que da
la música acompañada por quienes amas. Al seguir el sendero un estruendo las
sobresalto, los fantasmas aparecieron para darles la bienvenida y ellas
correspondieron con sus más dulces y mortíferas sonrisas. Siguiendo el sendero
llegaron al final que daba a una habitación cerrada con llave, las hermanas
descolgaron la llave que ambas llevaban atadas a sus cuellos y jamás se
quitaban y poniéndola delante de la cerradura hicieron que se abrieran las
puertas de un gran ascensor. Subieron hasta arriba del todo y esperaron a que
las grandes puertas color avellana se abrieran. Salieron a un gran pasillo y
fueron directas a su habitación a anotar en un cuaderno común las vivencias que
ambas tenían, escribiendo en la última página que darían la vida la una por la
otra. Fueron a dormir a sus camas, una negra y otra blanca simbolizando el yin
y el yang que ambas compartían teniendo un poco de la otra. Se tumbaron
mirándose la una a la otra y así se durmieron para despertar al día siguiente
con la misma rutina mágica y fantástica de siempre, y así hasta los dos mundos
convivan en un único plano de la realidad y el tiempo. No se le puede poner
punto y final a la historia de las dos hermanas porque no se sabe cuando esos
dos mundo entraran en armonía, por eso cada vez que vuelven al mundo de donde
salieron no dicen adiós sino hasta siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario